¿POR QUÉ EL GLUTEN ES INFLAMATORIO?

El gluten es una proteína. La palabra viene del latín y significa “pegamento”. Funciona como adhesivo y “aglutina” la harina cuando se combina con el agua para otorgar elasticidad a la masa y hacer esponjosos productos como el pan o la bollería.

Está compuesto por dos grupos de proteínas: las gluteninas y las gliadinasque a su vez se componen de otras 12 unidades más pequeñas. Lo increíble es que puedes ser alérgico o intolerante a cualquiera de ellas, de manera que acaban produciéndote una reacción de sensibilidad que conlleva una posterior inflamación.

Precisamente su cualidad “pegajosa” interfiere con la absorción de los nutrientes, y hace que la comida deje un residuo “pastoso” en tu intestino, el cual alerta a tu sistema inmune para que entre en acción. 

El sistema inmune reacciona ante la presencia de esa sustancia e intenta controlar el daño enviando moléculas mensajeras que detonan una reacción inflamatoria para distinguir a las partículas del alimento como enemigas. Y esta cascada inflamatoria libera toda una serie de sustancias químicas dañinas conocidas como citoquinas.

Recuerda que el origen de casi cualquier trastorno y enfermedad es la inflamación.

cuando hay inflamación hay problemas de salud: cefaleas, obesidad, cardiopatías, enfermedades autoinmunes y trastornos cerebrales como la esquizofrenia, la epilepsia, la depresión, el trastorno bipolar, el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), o el Alzheimer.

SÍNTOMAS DE INTOLERANCIA AL GLUTEN

La intolerancia al gluten causa inflamación y esto origina múltiples enfermedades.

Los síntomas más comunes a la intolerancia al gluten son molestias intestinales, dolor abdominal, náuseas, diarreas, o estreñimiento.

En casos más severos, puede causar daños en el tejido y las paredes del intestino dando lugar al “síndrome del intestino permeable”. Una vez que tienes intestino permeable, eres más susceptible a volverte alérgico a otros alimentos, y la inflamación constante también te pone en riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune.

La intolerancia al gluten puede involucrar a cualquier órgano del cuerpo.

Sin embargo, hay muchas personas que no muestran ningún síntoma, y son intolerantes al gluten. Se estima que 99% de las personas cuyos sistemas inmunológicos reaccionan de manera negativa al gluten ni siquiera lo saben.

Puedes estar siendo víctima de un ataque silencioso en otra parte del cuerpo, como por ejemplo el sistema nervioso o el cerebro y tener problemas en la función cerebral.

ADEMÁS, LA INSULINA SE DISPARA

Cuando comes harinas se convierten en glucosa (azúcar), que rápidamente pasa a la sangre. Ante el subidón de azúcar, el páncreas libera insulina para apagar «ese incendio» y retirar tanto azúcar, que en exceso es tóxico. La insulina transporta el azúcar a las células de tu cuerpo para que sirvan como energía rápida. Y el sobrante se va al hígado y se convierte en grasa.

Mientras más azúcar haya en la sangre, más insulina debe bombear el páncreas para lidiar con él. Si esto se produce continuamente y todos los días, llega un momento que las células se hacen menos sensibles a tanta insulina y se vuelven resistentes a la insulina. El azúcar se queda en la sangre y el páncreas no para de trabajar produciendo más insulina para normalizar los niveles de azúcar. Con el tiempo se produce hiperinsulinemia, hiperglucemia y como consecuencia diabetes tipo 2.

El gluten, junto con el el azúcar de las harinas, se unen en una tormenta perfecta muy dañina para tu salud que produce inflamación y muchas enfermedades.

EL GLUTEN ES TÓXICO PARA LOS CELIACOS

La celiaquía es una enfermedad autoinmune y no es ninguna broma. Afecta acerca de un 1% de la población.

Los celíacos NO pueden probar nada que tenga gluten NUNCA.

¿DONDE SE ENCUENTRA EL GLUTEN?

Principalmente, el gluten se encuentra en los cereales.

– Cereales CON gluten son: trigo, centeno, cebada, espelta, avena (excepto la certificada sin gluten), kamut.

– Cereales SIN gluten son: maíz, arroz, mijo, trigo sarraceno (alforfón); y pseudocereales como la quinoa.

Y lo peor de todo es que el gluten está en todas partes y se oculta donde menos lo sospechas. Además del pan, la pasta, la bollería, los helados, el gluten está en salsas, condimentos, helados, suplementos, en multitud de productos procesados, e incluso en los cosméticos.

Los cereales, con gluten o sin él, aportan poco, nutricionalmente hablando.

COMEMOS GLUTEN EN EXCESO

Si el gluten es tan malo ¿Cómo hemos sobrevivido tanto tiempo consumiéndolo a diario?

El gluten que comemos hoy en día no tiene nada que ver con el que empezaron a comer nuestros antepasados cuando aprendieron a cultivar y a moler el trigo hace unos 10.000 años.

Y en los últimos 50 años ese trigo se ha convertido en una aberración del trigo original porque los granos modernos contienen hasta 40 veces más gluten que los de hace unas décadas.

Y además son más palatables y más adictivos. ¿Por qué?

El gluten se descompone en el estómago en una mezcla de polipéptidos que tienen componentes parecidos a la morfina y que pueden atravesar la barrera hematoencefálica del cerebro. Una vez que tienen acceso al cerebro, son capaces de adherirse a los mismos receptores de la morfina para producir un efecto placentero y muy adictivo.

¿Y CON QUÉ ALIMENTOS SUSTITUIMOS AL GLUTEN?

Si dejas de comer pan, pasta, galletas, bollería, cereales de desayuno, pasteles, etc CON glutenY los sustituyes por pan, pasta, galletas, bollería, cereales de desayuno…SIN gluten. ¿Qué estás haciendo?

Pues que estás tomando productos procesados, con muchos más carbohidratos, mucho más azúcar e incluso más grasas trans. Alimentos que son de peor valor nutricional al ser más deficientes en vitaminas y fibra. Y además son mucho más caros.

Evidentemente, esta es la peor solución.

LA MEJOR SOLUCIÓN

Si eres celíaco no puedes tomar gluten. Punto.

Si no eres celíaco, lo mejor es hacer una alimentación baja en carbohidratos. De esta manera, eliminando los cereales y las harinas refinadas ya estás eliminando el gluten. Sustituye estos carbohidratos por los que vienen de las verduras y hortalizas.

Una alimentación baja en carbohidratos y alta en grasas saludables ya es una alimentación sin gluten.

Pero siempre y cuando tu alimentación esté basada en comida natural y no en alimentos procesados. Huye de productos en los que en su etiqueta aparece «sin gluten».

Al eliminar los carbohidratos refinados, y especialmente el trigo, mejoran las condiciones del síndrome metabólico: la glucosa en sangre, la diabetes tipo 2, la hipertensión, la grasa abdominal, los triglicéridos y el colesterol. En consecuencia, también perderás peso.

Y si tienes alguna intolerancia al gluten, te libras de ella.

Categorías: Artículos

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